preferimos cubrirnos y protegernos,
creyéndonos todopoderosos. En vez de apartarnos y librarnos de ello.
Porque así, si tenemos suerte, incluso nos queda algo de dolor, que parece que nos gusta.
Eso sí, siempre que sea el nuestro. Así que, nos viene genial que el otro no se mueva, para que así, no nos salpique su mierda.
Y claro, así andamos todos. Cagándonos encima.
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