viernes, 11 de diciembre de 2015

Qué hago yo

Dime qué hago yo,
después de haber encontrado
el poema en el que maldecía
desconocer la estructura
que seguían tus lunares
ahora que ya los he acunado,
y no puedo seguir cantando la nana que haga que duermas en mi clavícula
(acomodada ya para ti)
porque solo quiero que nos hagamos gritar
y tú confundes eso con no callar y no decirnos nada nunca;

que no puedo seguir cantando
porque no puedo mentir más,
porque no me da la gana,
porque tú me estás creyendo.

Y no te automatizo, no,
y no dejo de mirar las pecas
que salpicas cuando te da el sol, no.

Y qué guapo que estás ahora.
Mierda.

Que se me hace demasiado familiar tu olor para lo huérfana que me siento cerca de ti.
Que continuamos sin gritarnos y sin embargo,
solo escucho ruido.

Vuelve aunque no te hayas ido.

Que lo sé, que no nos acabamos de conocer, pero tampoco habías llegado antes.

1 comentario: